miércoles, 8 de agosto de 2001

La hora del naufrágio

Desde estas mismas páginas de LA VERDAD, el 27 de Octubre de 1999, sosteníamos que...”Cabe esperar que el electo gobierno Social Demócrata, en su intento de devolvernos al eje Inglaterra – Francia, no haga desaparecer las reservas de oro y nos lleve, otra vez, a la devaluación; porque entonces podremos decir, una vez más, que “lo peor que le pasa al país, es lo mejor que le ocurre al Peronismo”. Habíamos titulado aquella nota: “La social Democracia y el Gobierno Nacional”. La realidad es que aprovechando la clásica “zoncera criolla” (A.Jauretche), esa de la educación de la calle típica del piola de clase media, que se informa por TV en programas cómicos; o noticieros conducidos por matrimonios; o de telón rojo, los imperialismos que más sometieron al hombre: Inglaterra y Francia, decidieron que Argentina no se va de su control. Aquello de “América para los americanos” lleva implícito el sello del acuerdo que, aún dentro de la Doctrina Monroe, cede por parte de los EEUU el control sus los mercados del Río de la Plata a Inglaterra, la que por medio de la masonería y sus agentes embozados o descubiertos manejan el negocio de la materia prima de una de las reservas que con más recelo vigilan: la Argentina. Al Brasil le han cedido el desarrollo de cierto tipo de industrialización. El proceso de globalización económica y más aún informática ha llevado a nuestro país a incorporar tecnologías que el habitante medio no está en condiciones de dominar; Esto sumado a la falta de libertad en los medios de información, que durante décadas sumió a nuestro país en la desinformación, inculcó una creencia que nos llevó a decir aquello de: “Los argentinos somos derechos y humanos”, o que “tenemos los cuatro climas”, o que “somos los inventores del colectivo”. No extraña entonces que el 50% de la población añoren el “five o’clock tea” o “Los aires parisinos” y que el otro 50% quiera la “libre importación”. Los Griegos se formulaban grandes preguntas: la virtud, la belleza, el ser, el principio, el fin, ellos trataron de formular sus tablas de moral debidamente, y sus principios éticos. Los argentinos hemos dado por juzgados tales problemas y nos extraviamos por ignorar las viejas verdades centrales, las que hemos reemplazado por nuevas verdades superficiales o bien con simples sofismas. Hoy estamos tan necesitados como los griegos a los que Sócrates forzaba, hace siglos, con sus problemas; hemos saltado de la fe a la opinión, y de la obediencia a la incondición...

Jorge Burzaco Osinde
Proyección Vecinal

Interpretación en bastardillas: J.Perón - La Comunidad Organizada - Cap. II

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