lunes, 17 de febrero de 1992

Carta de repudio a la DAIA

Los militantes del DOU – Doctrina, Organización y Unidad – repudiamos enérgicamente las alevosas palabras de afrenta que el presidente de la DAIA, Rubén Beraja, vertiera lleno de odio racista contra la figura del General Juan Domingo Perón, del tres veces electo por la vocación del pueblo.

Solo el odio ancestral extrañamente incubado en un país ejemplo de libertad, de paz y de resignación cristiana ante el avasallamiento imperialista armado en el siglo pasado y económico cultural en el actual, ha podido permitir tal despilfarro de incultura en quien, dada su representación, debía haber hecho del silencio un rasgo de agradecimiento al invalorable aporte de buena voluntad y férrea vocación universalista y cristiana realizado por el pueblo argentino en la figura de su presidente Carlos Menem.

Extraño sentido de la oportunidad el del representante de la DAIA, para endilgar al General Perón la responsabilidad de ser cómplice de crímenes de guerra que los judíos a medio siglo de acontecidos, aun no han sabido perdonar…

Contrasta sin dudas con la clara actitud del perdón que los cristianos hemos sabido transferir por generaciones, por las masacres de los Santos Inocentes, del ajusticiamiento de Dios y sus seguidores y del genocidio que se prolongó durante siglos contra los que profesamos su religión.

Aclaramos, que el sionismo ha sido declarado “sinónimo de racismo” por Resolución: Nº 3379 de la Asamblea General de las Naciones Unidas del 10 de diciembre de 1975 y, que el D.O.U., como organización movimientista, adhiere a la Doctrina Nacional Justicialista, cristiana y profundamente humanista; y repudia toda actitud que contravenga los dogmas de la Iglesia cristiana y de la doctrina de paz y amor, emanada del genio preclaro de uno de los hombres más buenos que generara la raza aria y la estirpe argentina: Juan Domingo Perón.

Jorge Burzaco Osinde
Doctrina-Organización-Unidad
D.O.U.

1 comentarios:

Unknown dijo...

No habrá ni olvido ni perdón a los criminales organizados que cometieron el pecado de tratar a humanos como objetos.

Lo que no entiendo es por qué el autor del artículo pretende que los judíos olviden el genocidio que pretendió borrarlos del mapa por el sólo hecho de ser judíos como Jesucristo y sus apóstoles, pero no puede olvidar a un líder popular que sólo tuvo peso político en la misma época.

Una pista: el segundo apellido del autor del artículo huele a fusil de guerra civil...

 
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