viernes, 28 de junio de 1996

Carta abierta a los Pobres Obispos

Pobre: mal provisto de lo necesario (infeliz).
Proveer: prevenir las cosas necesarias para un fin.

Aun recuerdo de mi infancia, las misas en la Catedral de Lomas de Zamora. Ver a Monseñor Alejandro Schell al frente del oficio religioso, revestía toda una mística muy especial. En aquella época de principios de los “60” las iglesias solían ser pequeñas para tantos fieles; eran épocas en las cuales los sacerdotes se dedicaban a la religión, ellos no aspiraban a emular al Presbítero Manuel Gorriti. Nuestra Constitución había previsto todo, pero... ¿quién puede impedir a un cura ser legislador, dentro de nuestra democracia? Dice el Apóstol Santiago: “Hermanos míos, no queráis conciliar la fe de nuestro Señor Jesucristo con la acepción de personas (sic)”; y dice Juan Perón: “La simple injerencia de la Iglesia en las funciones de gobierno, es la Iglesia misma quien con mayor energía las condena, pues no otra cosa podía hacer sin desoír los mandatos del Divino Maestro que al proponer que se diese a Dios lo que era de Dios y al Cesar lo que era del Cesar, no hizo otra cosa sino establecer una diáfana distinción entre la jurisdicción espiritual y la civil” (sic). Hoy nuestros sacerdotes aspiran a ocupar cargos políticos y hablan de justicia social y de humanizar el capital; ¡que notable! Juan Perón hace cincuenta años sustentó con esos principios el cuerpo teórico de su doctrina. Tal el estatismo de nuestra Iglesia Católica. Recordamos que el Santo Padre, Juan Pablo II, pidió “... se devuelvan a la mujer, el respeto a su dignidad, y sus derechos” (sic). ¿Algo así como que se les permita ser sacerdotes y oficiar misa?, pero eso la Iglesia no lo permite; sin dudas que si la mujer pudiera incluir su opinión en el seno mismo de la Iglesia muchos privilegios terminarían. Hace ya tiempo el Papa pidió disculpas a los Protestantes por crímenes que la Iglesia cometió contra ellos en el siglo XVII, que son tanto o más repugnantes que los que se comete hoy, también en nombre de Nuestro Señor, y de los que seguramente nuestra Iglesia pedirá perdón en el siglo XXIV. Pido a Dios nos provea y provea a nuestros pobres Obispos del criterio necesario para encaminar a nuestra Iglesia Católica a ser el ámbito donde pobres y ricos sean identificados solo espiritualmente y para que ya no sean nuestros sacerdotes los encargados de destacar las diferencias económicas de la lucha de clases, sino quienes se encarguen de apaciguar y clarificar el espíritu del hombre, y ayuden a elevar la cultura ciudadana para que la humanización del capital resultante, traiga aparejada, como consecuencia, la dignificación del trabajo.

Frases de Perón: “Expone sus ideas al mundo...” Edic. Brunetti.
Pag.21 – año 1949.

Jorge Burzaco Osinde
Proyección Vecinal

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