martes, 13 de noviembre de 2001

La honda de David

Hay que pensar desde el punto de vista político, económico y social que vive la humanidad, porque cuando el mundo se encuentra en el estado de confusión y caos, en que estamos sumidos el desde el 11 de setiembre pasado, los sistemas y los métodos sirven solo para la historia y no para la actualidad. En este momento de profunda alteración de todo lo orgánico y funcional no es posible aplicar sistemas. Hoy lo que se necesitan son soluciones... ”No se puede sistematizar lo insistematizable”. El mundo atraviesa una etapa de confusión y las soluciones se las debe buscar adecuadas a cada instante. El peligro que amenaza a la actual organización mundial es el terrorismo violento y homicida. Busca el cataclismo económico atacando flancos aleatorios en áreas donde el Sionismo internacional ha incubado con mayor fertilidad. Estados Unidos; Argentina; Inglaterra; Francia; y lógicamente Israel son blancos predilectos, porque en esta guerra semítica y milenaria que presenciamos, los Arabes comprendieron que la ventaja la llevan los Judíos. Es que en tanto los Arabes operaron en Oriente, por miles de años, los Judíos lo hicieron en todo el mundo, fundamentalmente en los países antes citados, donde conformaron poderosas colectividades económicas como factor de poder. La actual globalización ha permitido también a los Arabes posicionarse mundialmente y disimular células terroristas integradas por auténticos “zombies”. Denominación esta, que abarca a hombres y mujeres que criados desde la más tierna edad en ámbitos adecuados, sin padres, familia o amigos, solo camaradas de combate y religión. Ellos trabajan y viven normalmente, en espera de ser “activados”, en distintas ciudades del mundo. El sistema ya se organiza en la Alemania Nazi, su impulsor: Gaebbels, quien lo desarrolla en una etapa larval; pero la idea alumbra en Israel. Allí la experiencia se realiza en Kibutz donde se forman cuadros que luego incorporan los servicios de inteligencia y tropas de elite que los utilizan en operaciones especiales donde deben jugar su vida sin pensarlo siquiera. En las religiones fundamentalistas que profesan Arabes e Israelíes, en algunos casos, arraigaron credos totalitarios que derivan fácilmente en la segregación racial y la supresión biológica como método de dominio. Ya la Resolución de las Naciones Unidas Nº 3379, del 10 de noviembre del año 1975, equipara el Sionismo a racismo. Hoy, en un mundo demoliberal capitalista, que no ha cedido a la evolución de los tiempos y permanece detrás de un movimiento evolutivo que ya no se puede detener, la desigualdad económica, social y política, puso a grandes zonas y a millones de seres en extremo estado de pobreza; Gaza y Cisjordania, los dos “campos de concentración” más grandes del mundo son un ejemplo... El hambre, la ignorancia, la promiscuidad, el terror provocado por incesantes guerras demográficas, han sido caldo de cultivo en permanente estado de ebullición que hombres sin el menor atisbo de humanidad utilizan para sembrar el caos y la muerte, convencidos que la decadencia de occidente solo requiere de un ligero trabajo de zapa para derrumbarlo.

La evolución, que el hombre no puede impedir se dará en dos términos: o se evoluciona suavemente hacia la conformación de un nuevo tiempo, de una nueva etapa que congenie mejor las ideas del momento y de la situación actual que se vive, o por el contrario se irá bruscamente hacia una revolución social cruenta. Hoy ya no cuenta solo la teoría económica de mediados del siglo pasado; hoy la mezcla del odio racial y el fundamentalismo religioso han incorporado un detonante ideal: “el terrorismo global”. De esta guerra no se salvará nadie. Cuando el General Perón propuso su Tercera Posición ideológica nadie lo comprendió. Hoy ya no queda otro camino, a la vista, en el mundo. Es más barato pagar que usar las armas... El sistema de repartir más equitativamente es la única solución. Se debe terminar con la explotación de los pueblos desde el exterior. Hay que volver a expandir el capital y ponerlo al servicio del hombre. Producir y que el excedente sea utilizado para el bienestar social. Hoy, en la “Honda de David” queda demostrada la sabiduría de los Antiguos Testamentos, aquellos que el Sionismo no ha sabido comprender, solo que en esta ocasión “la honda” la utilizaron los Arabes.

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