viernes, 1 de diciembre de 2006

¡Una gran ambulancia!

En 1999 el gobierno de la Alianza socialdemócrata, Delarruista y la izquierda neomarxista, había llegado al poder de la mano de los medios de comunicación; la cultura; la educación; la justicia; el clero; y parte de las organizaciones de trabajadores, con el fin de restablecer el control de los mercados del Río de la Plata para los grupos económicos que responden al eje Inglaterra - Francia - España. La misma intentaría retomar, por medio de la devaluación de nuestra moneda, la línea de la Escuela Económica de Chicago del anarco - capitalista Milton Friedman premio Nóbel de economía (1976). La II Internacional Socialista, heredera de la IV Internacional Marxista Leninista, de rotundo fracaso en los 70’ sería la encargada, desde áreas culturales y por medio de quienes Perón denominó globalmente la Sinarquía, de controlar los mercados argentinos los que durante el último gobierno Justicialista 1989/99 habían conseguido transitar el rumbo americano del Mercosur y buscaban un acercamiento al mercado Norteamericano. Así, durante dos años, disfrazaron de neoliberalismo la intervención del mercado y controlaron el capital ocultando prolijamente su militancia socialdemócrata olvidando, por ejemplo, que se denominaron a sí mismos Progresistas; término de vieja raigambre socialista. En el camino, esta espuria Alianza entre Radicales; Frepasistas; Socialistas; Demoprogresistas y Filomarxistas, pero todos militantes al servicio de la Corona Británica y sus aliados Franceses y Españoles, se fue espulgando como producto de la lucha por el poder económico – financiero en tanto se repartían como botín de guerra, todo ámbito de control de dinero; llenaron de ñoquis y vanidades las áreas de la cultura y la educación; intoxicaron la justicia desde su peor creación: el Consejo de la Magistratura; despilfarraron acusaciones de corrupción, sin responsabilidad ni pruebas, apoyados por su prensa que controló casi todos los medios de comunicación y, lo que es peor, ante los fallos adversos, furiosos, acusaron a los propios jueces. Escribieron libros enteros para ensuciar a sus opositores, de la mano de pseudo – periodistas, y los apoyaron publicitariamente desde sus propios medios y por sus personeros más conspicuos, tales como conductores, periodistas y los cholulos artistas progre. Pero no contaron con que jamás sus amigos Europeos, les darían capital para sustentar dicha fiesta. A la hora de responder con producción y trabajo las obligaciones que ellos mismos habían contraído, metieron mano a las reservas, que superaban los treinta mil millones de dólares de respaldo fiduciario, del Banco Central y luego de, casi, liquidarlos y de esa manera asegurarse que la devaluación era una consecuencia inevitable y que la infiltración socialdemócrata del Peronismo heredaría lo que quedaba, se fueron del gobierno como es su costumbre. Como era lógico el “medio pelo criollo” (sic. Jauretche), no se había hecho esperar, y saliendo a la calle había exigido: ¡...que se vallan todos! Así el Senador Eduardo Duhalde se hizo cargo del Gobierno, previo re-acomodamiento por parte del ex Gobernador de San Luis Adolfo Rodríguez Saa, quien, en menos de siete días, declaró la suspensión del pago de la deuda externa, operando una red de contención antes de la devaluación decretada por Duhalde. Al respecto decía Perón:
El procedimiento de quitarle el poder adquisitivo al pueblo, disminuyendo el salario para mejorar los negocios internos e internacionales, no es un método Justicialista; nosotros nos inclinamos por organizar y racionalizar la abundancia” (sic). Poco tiempo más tarde pudimos apreciar la cruda realidad; el gran rebaño electoral regresaba para votar a sus antiguos defraudadores. Previo a ello, en una maniobra política en el ignominioso Congreso de Lanús en el que se les impidió a los afiliados al Justicialismo elegir y ser elegidos, el Partido Justicialista fue eliminado de participar en las elecciones generales; “algo que los gobiernos militares más gorilas, jamás hubiesen soñado”. Así, un candidato que no pudo reunir el 25% de los votos resulto elegido Presidente. Justamente el candidato socialdemócrata, progresista de corte neomarxista. Una vez más la sinarquía había impuesto sus condiciones. Claro que a tres años de la farsa, la inflación producto de la maniobra torpe y a la vista de estos modernos cibernautas, émulos de Milton Friedman, empieza a horadar la endeble coraza financiera montada para permitir manipular el déficit fiscal. Debido a ello han comenzado a instrumentar la maquiavélica idea de construir una gran ambulancia con la férrea intención de dividirla en dos, antes de las elecciones, lo que les permitiría reproducir la maniobra de enero del 2003; alcanzar una segunda vuelta y así, reunir nuevamente al típico “medio pelo” que históricamente hace el juego a Inglaterra y sus aliados: Francia y España. Su cabeza visible Roberto Lavagna, hombre de Duhalde y ex-ministro de economía; y luego del Presidente Kirschner, pero de origen Radical y por ello quién mejor puede juntar a la socialdemocracia. Solo el factor arrastre puede concluir con el actual estado de cosas, y debe ser un hombre de “cuño” Nacional Justicialista quien puede, en este momento, encarar dicho efecto. Los acuerdos con políticos foráneos, que ya defraudaron a la gente, sumarán más frustración al militante peronista que aún espera un milagro. La denominada “pata peronista” no existe en otras fuerzas, solo existen militantes aburridos de los caudillitos, y de la ausencia de la Doctrina conductora y de ver como son usados. La aparición de Ramón Puerta intentando unificar al Justicialismo detrás de su Doctrina le da un aire fresco a las esperanzas de conseguir el regreso a la doctrina de la “Tercera Posición Justicialista”, en un gobierno que lleve adelante un Proyecto Nacional. Sin embargo la increíble ignorancia que tienen sobre la Doctrina Justicialista la mayoría de los dirigentes Peronistas, sumado a la infiltración socialdemócrata en el órgano partidario, hace pensar en una ardua tarea para el dirigente misionero; el que ya comenzó a padecer los embates socialdemócratas del Presbítero Piña. Solo un duro esfuerzo de la militancia Justicialista y lo que queda de su amor por Perón y a Evita habrán de salvar a la Patria de la disolución.

Jorge Burzaco Osinde
Proyección Vecinal

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