Había solicitado autorización al Congreso para realizarlo; irónicamente, el día 4 de febrero en que se la otorgaron, el radicalismo no se presentaba a sesionar.
El viaje fue en tren, y en el arribo a cada estación Perón fue recibido por cientos de pobladores, sin importar el horario de arribo. Decía Perón: “¡Como no voy a levantarme a saludarlos..., si ellos se quedan hasta las 3 o 4 de la mañana para verme pasar!” Junín; Laboulaye; Rufino; Paunero, pequeña estación puntana; allí estaban todos. Uspallata; Las Cuevas, donde recorrió la ciudad, y su hospital: “Juan Perón”, bautizado así por Evita. Ella no había llegado a verlo.
Caracoles, la primera ciudad Chilena que recibió a Perón, allí se realizó el cambio de tren. La formación chilena ostentaba en el frente de la locomotora los dos escudos: Chileno y Argentino; y un letrero que rezaba: “Confraternidad Chileno – Argentina”.
El viaje de Perón a Chile fue memorable. El desfile militar realizado en Santiago frente a decenas de miles de hermanos chilenos, marcó quizás el mejor momento de aproximación entre los Pueblos hermanos de nuestros países.
Tanto en 1953, como en 1817, la infamia y la calumnia cayeron sobre los ideales argentinos y chilenos; hablar de unión entre nuestros pueblos, con las mismas palabras que lo hicieron O’Higgins y San Martín, es merecer el encono de la lucha solapada de
Aquel viaje, adelantó la idea de “unión económica” anhelada por nuestros próceres y sobre esa base se firmó el “Tratado de Unión Económica” cuyo cimiento, el Acta de Santiago, fue subscripta el 21 de febrero de 1953.
Proyección Vecinal
Este Blog en su más íntimo sentimiento encierra solo
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