viernes, 28 de septiembre de 2001

Gobiernos ilegítimos

Desde el advenimiento de la democracia, la legalidad de los gobiernos la ha dado el sufragio universal. El voto, expresión de pluralismo, permite que el ciudadano pueda elegir y ser elegido. Todo ese movimiento febril que antecede a las elecciones tiene como objeto difundir y hacer conocer ideas, principios o intenciones, que los partidos políticos, por medio de los candidatos, hacen conocer a la gran masa del pueblo; o al menos eso es lo que debería ser. La realidad es muy otra. La medianía general de una dirigencia que, por obra de la desculturización del pueblo, se ha apoderado de los partidos políticos llevó al ciudadano medio a ignorar un hecho tan importante como lo es la interna partidaria. En estos días, se han realizado elecciones internas en los principales partidos políticos de nuestra provincia, y para muestra basta un botón: En Avellaneda votó, en general, no más de un 8,5% de un padrón electoral que habilitó a casi 300.000 habitantes a sufragar en la interna del Partido Justicialista; y menos de 23.000 lo hicieron por la lista ganadora, es decir algo menos del 7,4%. En Lomas de Zamora el panorama fue desalentador en general, y en Lanús aún peor, porque ese domingo a las 14 horas en algunas mesas no se habían emitido más de dos votos. Hoy estamos en condiciones de asegurar que los candidatos que lleguen en estos tres distritos, representarán básicamente a una infinita minoría... Luego de realizadas las elecciones generales de Octubre próximo quienes surjan de las urnas como triunfadores, representarán a menos de un 10% de los ciudadanos empadronados por distrito; sus nombres serán legalizados y representarán legítimamente (?) al pueblo, para dar continuación democrática (?) a este carrusel que viene arrastrando, sin prisa y sin pausa, a nuestra Patria a la postración e infelicidad permanente. El sistema electoral que utilizamos para obtener a nuestros representantes, proviene de la partidocracia y su origen data de Estados Unidos de Norte América a mediados del siglo IXX, y protege intereses de grupos patronales capitalistas que por sus características oprimen a los pueblos. No hay nada más triste que la cruda realidad: los “aparatos partidarios” colocaron, con el 10% promedio del sufragio en elecciones internas, a quienes regirán el destino de los habitantes de los Distritos de nuestra Provincia, e incluirán la opinión en el Senado Nacional. Solo la activa participación del habitante desde las organizaciones libres del pueblo con sus diversos organismos tales como: clubes; sociedades de fomento; cooperativas; centros de jubilados; centros de comerciantes diversos; cámaras de comercio e Industria; sindicatos; colegios varios; y sus infinitas manifestaciones colaterales, podrán revertir este triste sistema que va llevando, paulatinamente, a nuestro pueblo a su infelicidad. Solo que usted, amigo lector de “La Verdad”, crea firmemente que lo puede cambiar hará que nuestro destino actual gire 180º, hacia “la felicidad del Pueblo”.

Jorge Burzaco Osinde
Proyección Vecinal

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