martes, 13 de noviembre de 2001

La hora de todos

Ha llegado la hora de que todo aquel que tenga algo que perder piense, por lo tanto, que este es un problema de todos. Alguna vez Argentina fue una nación libre; digna; justa; soberana; Independiente... Teníamos frente al mundo una conducta honrada que es siempre, ante los demás el mejor camino hacia la consideración, y la dignidad frente a la propia conciencia. Fuimos un país rico y próspero dentro del concierto de las naciones industriales, porque Argentina es una nación de grandes riquezas, y un país que no debería recurrir a una economía restringida. El Justicialismo aseguró, siempre desde 1946, en todos sus gobiernos, una liberalidad en su sistema económico que garantizó a los inversores la salida del capital y de los intereses según su plazo de permanencia. Pero los países no tienen amigos inconmovibles sino intereses permanentes; los intereses paralelos son la clave, los que deberíamos tener con Brasil y Chile. Sin embargo la Social Democracia, desde su central europea, jamás ha soltado una presa tan codiciada como reserva de futuro; ellos siempre manejaron de la mano de Inglaterra los mercados del Río de la Plata, bajo la atenta mirada de EEUU, que lo ha permitido hasta ahora... La Alianza (UCR-FREPASO), hija de la Social Democracia europea, se echó en manos de políticos foráneos para obtener un éxito efímero y se asoció con el Comunismo (II Internacional Socialista) para someter, una vez más al país a una triste vejación con el fin de conseguir un triunfo electoral. Los problemas argentinos debieron ser resueltos dentro de la Argentina. El sentimiento de la nacionalidad, que poco tiene que ver con el nacionalismo, nos debe llevar a condenar con energía a estos partidos políticos que reciben instrucciones y capital operativo de afuera. Los Peronistas les hemos permitido la calumnia; la injuria; la difamación sistemática; y nuevamente, la persecución y la cárcel... Y lo peor es que hoy han sido ayudados por la infiltración que el Justicialismo tiene, como rémoras, en todos sus cuadros a lo largo de la Nación. Esos que antes entonaban: “...Perón, Evita, la patria socialista...” y hoy, ni siquiera los nombran. Sin embargo, el mayor logro de los Comunistas ha sido su poder de infiltración dentro de la masa obrera y su “disfraz de Peronistas” para actuar como dirigentes gremiales; y así llevar a los obreros a donde estos no quieren ir. Perón decía: “... hay que saber ver al lobo bajo la piel de oveja” (sic). Por esto es que el actual problema lo debemos resolver entre todos, sin que nadie pueda sustraerse a realizar su parte y que cada uno sea el artífice del destino común y ninguno instrumento de la ambición de nadie (sic. Perón – Solo la verdad nos hará libres – P.41- 1947) Debemos pensar como Licurgo (323 a. de J.C.) quien sostenía: “...en tiempos en que se juega el destino de la Patria no hay traición más grande que la de no jugarse en uno de los bandos, o la de estar en los dos”. (sic)

Jorge Burzaco Osinde
Proyección Vecinal

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